Por José Luis García
Las agitadas décadas que, artísticamente hablando, siguieron a los años de la Guerra Civil española dejaron atrás un respetable número de imagineros que, por una u otra razón, no llegaron a cuajar en la Semana Santa, y su obra quedó finalmente relegada al olvido o enviada a puntos muy alejados de aquellos para los que había sido realizada. Entre ese grupo de artistas, sin duda, el que recibió peor trato fue Rafael Rubio Vernia (1923-1986), ya que de las tres obras que hizo para las cofradías jiennenses dos fueron sustituidas y la tercera, la imagen de Jesús Resucitado, fue tan alterada que el mismo autor renegó de ella y también de Jaén por el trato recibido.
Y no es una opinión personal. Me remito a la correspondencia epistolar que, en 1987, mantuve con su viuda, Matilde Muñoz, a cuento del libro sobre la imaginería procesional de Jaén que por entonces preparaba junto con el catedrático Jesús Miguel Palomero. En aquella carta, la viuda de Rubio Vernia rechazaba hablar de su esposo y para ello hacía mención a los “conceptos personales” que su difunto marido, fallecido el año anterior, tenía sobre las publicaciones relacionadas con la imaginería. El autor estuvo dolido hasta el final de sus días por el trato recibido en Jaén, hasta el punto de que su viuda afirma tajantemente en su carta: “Y respecto a la imagen de Jesús Resucitado, a la que usted hace referencia, le agradeceré que disocie el nombre de Rafael Rubio de la misma; puesto que, sin su aprobación, fue considerablemente retocada posteriormente por otras manos”.
Se refería la viuda de Rubio Vernia a la profunda transformación a que tal obra fue sometida por Constantino Unguetti a petición de la Agrupación de Cofradías de Jaén, propietaria de la imagen tras un concurso público que había ganado Rubio Vernia en 1951. Tal reforma fue llevada a cabo en 1956, cinco años después de la hechura del Resucitado, y consistió en un “estudio anatómico de toda la escultura menos la cabeza; desbastar el sudario, suprimiendo en la parte superior algunos pliegues y policromarlo nuevamente en su totalidad”.
La transformación no autorizada de la imagen de Jesús Resucitado fue una gota más en el vaso de los agravios sufridos por Rubio Vernia, después de que la Cofradía de la Clemencia sustituyera el Señor de la Caída, cuya cabeza había realizado el valenciano, y la de la Vera Cruz sustituyera también el grupo de la Oración en el Huerto que había ejecutado en 1951.
Rafael Rubio Vernia, hijo de Rafael Rubio Rosell, perteneciente a una saga de artistas valencianos, había nacido en 1923. Fue profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Jaén y en 1963 tomó posesión como profesor de término de Composición Decorativa (Escultura) de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, ciudad en la que falleció en 1986.