Diócesis de Jaén

El Corpus Christi, el amor de Dios transformado en gracia

La Catedral de Jaén ha acogido en la mañana de este domingo que reluce más que el sol la solemnidad del Corpus Christi, el día de la Caridad. Por segundo año consecutivo, sin procesión de la Custodia por las calles de las ciudades y pueblos de nuestra Diócesis, a causa de la pandemia,  pero sí con gran participación de los fieles.

En el primer templo de Jaén se han dado cita numerosas autoridades. Entre ellos miembros de la Corporación Municipal; la Subdelegada del Gobierno; el Comisario Provincial de la Policía Nacional; el Subdelegado de Defensa; Policía Local y miembros de la Universidad de Jaén, que cada años son fieles a su cita con Jesús Sacramentado. Del mismo modo, han estado presentes los representantes de la Cofradías de Pasión y Gloria de la ciudad de Jaén; la Agrupación de Cofradías, las Hermanas Eucarísticas de Nazaret y el flamante director de Cáritas diocesana de Jaén, Rafael Ramos, entre otros.

El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, ha presidido la celebración acompañado por un nutrido grupo de canónigos y ha contado con el acolitado de los seminaristas. Las lecturas han estado participadas por el Hermano Mayor de la Buena Muerte; el Presidente y la Vicepresidenta de la Agrupación de Cofradías. El Evangelio lo ha proclamado el canónigo, D. José López Chica. Las voces blancas de la Escolanía Catedral, bajo la batuta de Cristina García de la Torre y en el órgano, D. Alfonso Medina, han puesto la nota musical a la solemne celebración.

Homilía

Don Amadeo ha comenzado su predicación saludando a las autoridades que han acudido a la solemnidad del Corpus.

“Hoy rememoramos que en la muerte y en la resurrección de Cristo participamos todos”, ha afirmado el Obispo de Jaén. Para continuar diciendo, “La fe llega por Jesús. Y ese misterio nos lo regalo Jesús en la Eucaristía. Jesús regalo la Eucaristía sin la que los cristianos no podemos vivir. En ella se concentra el misterio de amor y de salvación de Dios al mundo”.

Del mismo modo, el Prelado del Santo Reino ha aseverado que hoy celebramos el corazón mismo de la fe. Celebramos la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Y esto responde a un deseo que no debemos olvidar nunca, el deseo de reconocer en nuestra vida y en el mundo que en medio de nosotros esta uno que hay que conocer y reconocer, Cristo Jesús”.

El Obispo ha explicado que “los creyentes reconocemos la presencia real de Cristo en la Eucaristía, en el Sagrario… Y siempre al acercarnos a Cristo tiene que haber una actitud fundamental, tiene que haber asombro ante un misterio insondable, maravilloso y cómo es posible q podamos participar de este don de Dios que es una nueva reencarnación de un Cristo que se hace nuestro”.

Desde el pasado miércoles, las reliquias del Beato Manuel Lozano Garrido están en el altar para conmemorar la clausura del Centenario de su nacimiento. El Beato Lolo era un hombre profundamente eucarístico y el Prelado lo ha querido tener presente en este día. “Lolo era uno de los que vivía en la Eucaristía, en medio de su vida marital. Vivió su infancia como un Tarsicio y pudo celebrar la Misa en su casa. Recuerdo hoy lo que nos dice de este día…’ El día huele a miga caliente y todo el aire se dorará cómo un gigantesco pan. Dios está en la calle. Hoy todo transpira amor, es el día de la ternura’”

Para finalizar, el Obispo ha expresado el poder de la Eucaristía en el hombre que transforma el Pan partido en el pan de los pobres. “Cuando Jesús nos hace comer su cuerpo se encarna en nosotros, se hace vida en nosotros. Se convierte en un Dios con nosotros y hace de nuevo la nueva alianza. Hoy debemos valorar el sentido de la comunión de Cristo que tiene una consecuencia social y espiritual, que es vivir la caridad. Lo que nos está diciendo es q nos hagamos también sacramentos de la caridad, pan partido. Vivamos la caridad como consecuencia de la adoración de Cristo”.

Sus últimas palabras han querido unir el día de la Caridad con el mensaje que el Papa Francisco quiere transmitir al mundo con su última encíclica, “Fratelli Tutti”, todos hermanos.

Al finalizar la comunión, se ha expuesto el Santísimo en la Custodia que ha sido llevada hasta la puerta del Perdón de la Catedral. Al salir, una lluvia de pétalos ha caído sobre Cristo sacramentado. Allí, el Obispo ha impartido la bendición al numeroso grupo de jiennenses que esperaban a la puerta del templo.  Después, el Obispo ha hecho lo propio con los que se encontraban dentro del templo, pidiendo, una vez más, el fin de la pandemia.

Cuando ha concluido la celebración, las autoridades, miembros de la universidad y de la organización de este día han entrado a la Sacristía para saludar al Obispo, quien les ha correspondido con un caluroso agradecimiento.

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