La Solemnidad del Corpus Christi se vivió con gran intensidad en todos los rincones de la Diócesis donde los fieles quisieron acompañar al Santísimo Sacramento en las procesiones que recorrieron todos los pueblos y ciudades de Jaén. En la capital, pocos minutos después de las 10 de la mañana daba comienzo la solemne Eucaristía, en este día de la Caridad. La primera como Obispo de D. Amadeo Rodríguez Magro, un día después de su toma de posesión como Pastor de la Diócesis del Santo Reino.
En su homilía, Rodríguez Magro, haciendo referencia al Evangelio proclamado, dijo que “Cristo atendía a todos los que se lo pedían, les ofrecía lo que había traído, el amor de Dios, amor misericordioso de Dios”. En este día del Corpus Christi, Don Amadeo, quiso también incidir en que “el Sagrario que es la presencia del Señor permanentemente en medio de nosotros. Es la presencia del que nos está ofreciendo permanentemente el Reino de Dios, y es el que está curándonos en nuestras vidas y curando nuestras enfermedades”.
Del mismo modo, y atendiendo a la multiplicación de los panes y los peces del Evangelio, el Obispo jiennense, y en clara referencia al día de la Caridad que se celebraba ayer, explicó: “Con ese milagro se produce el milagro de la generosidad, de la entrega, el milagro del amor, el milagro de alimentar a los demás, que Jesús realiza, no sólo desde el poder misericordioso de Dios, sino que Jesús no solamente desde el poder misericordioso de Dios, sino que realiza ese milagro con nuestra cooperación, con nuestra generosidad. La Caridad pertenece a la esencia de nuestra vida cristiana. Nosotros tenemos que colaborar con Cristo en la sanación de los problemas de los hombres y mujeres del mundo”.
Finalizada la Santa Misa se dio paso a la procesión de Cristo Eucaristía, por las calles de la ciudad. Una lluvia de pétalos y el himno nacional recibieron a la Custodia en la puerta del Perdón de la Catedral. El su recorrido por la plaza de Santa María fue sobre una preciosa alfombra elaborada para este día con motivos alusivos a la Eucaristía, y que encabezaba el lema del escudo episcopal del Obispo Rodríguez Magro: “Parare vias Domini”. También se habían levantado hermosos altares con motivos de alusión a la Eucaristía distribuidos por distintos lugares por donde discurriría la procesión.
Cientos de jiennenses quisieron acompañar a la Custodia, preciosamente adornada por las calles por las que discurrió el cortejo; además de los propios del cortejo procesional, formados las representaciones civiles, militares, de la Universidad de Jaén, y la representación de todas las cofradías de Pasión y Gloria de la ciudad y cientos de niños y niñas que este año han recibido la Comunión por primera vez. La procesión se realizó sobre un manto de juncias y hierbas aromáticas, y fue un encuentro de los fieles con Cristo mismo. Alrededor de unos cien sacerdotes formaron también parte de este cortejo sagrado. Los cánticos de Gloria y alabanza a Dios se fueron repitiendo a lo largo de todo el recorrido.
Tras un trayecto de aproximadamente una hora, a pocos minutos de la una de la tarde, la Custodia entraba de nuevo a una plaza de Santa María abarrotada de gente. Después de descender al Santísimo Sacramento de la Custodia, D. Amadeo Rodríguez Magro, se dirigió al balcón principal de la Santa Iglesia Catedral para desde allí bendecir al pueblo de Jaén con el Santísimo. Al término del rezo de la letanía a Dios Sacramentado, y después de la bendición, D. Amadeo concluyó con unas palabras de agradecimiento a los jiennenses por la participación en esta profesión pública de fe en el día grande de la Caridad.
Fotografías: Manuel J. Quesada Titos