21 niños procedentes de varias parroquias de la diócesis de Jaén han participado en el cursillo de monaguillos, que llega a su trigésima edición. “El objetivo primordial de este cursillo es que los chicos se lo pasen bien con nosotros, que aprendan a ser buenos monaguillos, como debe de comportarse en la eucaristía… pero no nos quedamos sólo en eso. Buscamos que se ejerciten físicamente y, también, el motivo vocacional es importante para nosotros. Queremos invitarles a pensar y que le pregunten al Señor qué quiere de ellos… En los días de la convivencia intentamos que los niños piensen si el Señor les está llamando a algo especial, y seguramente sea así”, explica Juan Antonio Casas, seminarista y monitor del cursillo.
En esta XXX edición del cursillo han participado niños de Baeza, Jimena, Jaén, Pegalajar, Sabiote, Manzanares y Linares. A lo largo de cuatro días los chicos han podido conocer más a fondo la vida del Seminario. Entre los actos programados había actividades de lo más variadas: misas, oraciones, catequesis, y muchas actividades lúdicas y deportivas. Asimismo, este tipo de encuentros pretende inculcar una serie de valores como el compañerismo, la solidaridad o la fraternidad. “Lo más importante de un monaguillo es su comportamiento, pero no sólo en el altar, sino también fuera de la parroquia. Mediante estos encuentros intentamos también inculcar una serie de valores para que el muchacho sea ante todo buena persona, sea generoso con los demás, sepa ayudar al que lo pasa mal… En definitiva, que sean monaguillos de verdad”, asegura Juan Antonio.
Una de las actividades más interesantes y entrañables es el encuentro con los padres, durante la jornada del domingo. “Es costumbre que el último día, cuando los padres vienen a recogerlos, compartan con nosotros un rato. Celebramos la eucaristía y después pasamos al salón de actos donde ponemos un vídeo para que los padres puedan ver y disfrutar de lo que han hecho sus hijos durante la convivencia. Es una fiesta entrañable”, comenta el Seminarista Mayor. Desde el Seminario Diocesano se organiza este cursillo anualmente, así como todos los meses se celebran los encuentros vocacionales ‘Manuel Aranda’, cuyo último fin es reflexionar sobre la posible vocación y ayudar a los chicos en su camino de fe.