Cuando aun están frescas en mi retina las imágenes de esta pasada Semana Santa tan magnifica que hemos tenido, me viene a la cabeza una serie de reflexiones sobre la misma, y en particular sobre el hermano de luz o nazareno. Desde que era pequeño he salido siempre en procesiones, tanto de Pasión como de Gloria, tanto de nazareno, como de andero, pero desde que accedí a puestos de responsabilidad, deje de salir en las filas nazarenas, y sí en distintos puestos dentro del cortejo procesional. En mi cofradía de la Borriquilla, de fabricano del Señor y de la Virgen, y desde que fui Hermano Mayor, en la presidencia.
En la cofradía de Jesús en la que mi pertenencia es anterior a la de la Borriquilla, han sido numerosos los puestos, listero de la Virgen de los Dolores, de Jesús, fabricano de San Juan, fiscal de orden, de Cruz Guía, etc. Así mismo, he salido en otras procesiones representando, ¡ay, aquellas representaciones que ya se perdieron!, a mi cofradía de la Borriquilla, en procesiones como las de la Clemencia, de los Estudiantes, de la Soledad, del Resucitado, etc. Igualmente he salido como hermano de luz, en la cofradía del Silencio, que todo hay que decirlo, ha sido y es con diferencia la cofradía en la que más a gusto me he sentido alumbrando, por el recogimiento y la sencillez de la procesión.
Pues bien, este año por motivos que no vienen al caso, he vuelto a mis orígenes, y no he salido en la presidencia, sino alumbrando en las filas detrás de Nuestro Padre Jesús de la Salud, y delante de mi Virgen de la Paz. Ha sido una experiencia única, pero a la vez extenuante, no solo por el calor, sino por los parones, y es que en las filas se notan más que en cualquier otro lugar, en el que quizás tienes más margen de maniobra, al poder ir de un lugar a otro en la procesión, en un momento dado.
De ahí que mi reflexión va en función de si, los dirigentes de las cofradías piensan de verdad en los nazarenos (yo lo he sido en su momento y he de reconocer que a veces no mucho, ¡mea culpa!). Y digo esto porque cuando salimos de la iglesia, en mi tramo iban 20 nazarenos, y cuando volvimos a la iglesia a eso de las cuatro de la tarde, solamente iban cuatro. Otra cofradía que he visto como menguan los nazarenos es por la que siento más cariño después de la Borriquilla, la de Jesús, por los inmensos parones que sufren. Era triste ver sentados a mi lado, en la Carrera, a tres nazarenos que se habían salido de la procesión, supongo que cansados de la misma.
Y al igual que éstas hay más procesiones en nuestra ciudad que efectivamente tienen demasiados parones, o van demasiado lentas, a mi modesto entender, y sin afán de crear polémica, porque estamos más pendientes de las marchas para las revirás y de cómo andan los pasos que de tener presente a los nazarenos, que aparte de hacer penitencia, también hay que tener una preocupación por ellos, por su cansancio y sus necesidades.
Últimamente nos fijamos mucho en Sevilla, pero no copiamos a veces lo bueno que ellos tienen. De un tiempo a esta parte he tenido oportunidad de ver algunas de sus procesiones y una de las incógnitas que siempre me planteaba he visto en parte como se me respondía. El preguntarme cómo unas personas pueden aguantar más de doce horas de procesión. Y claro, eso es así, aparte de por su inmensa fe y cariño hacia su hermandad, porque anda, es decir, que no tiene los parones que por aquí practicamos. Ellos también hacen revirás y tocan marchas, pero andan después muy rápido, con lo cual las filas nazarenas paran a veces muy a menudo pero muy poco tiempo, con lo que el cuerpo puede aguantar más, aparte de la disciplina que ellos tienen por allí a la hora de cumplir horarios.
En fin, deben ser los años, yo evidentemente ya no aguanto igual que cuando tenía veinte o treinta años, por eso pediría a las Juntas directivas que a la hora de programar horarios para su procesión tengan en cuenta a las personas que llevan en ellas vestidas de nazareno, a sus cofrades en definitiva, que son el alma de la cofradía, no lo olvidemos. Así supongo yo que también sería una buena solución para aumentar la nómina de los mismos, que por desgracia, y quitando a dos o tres cofradías, el resto están bastante escasas de los mismos. Es mi opinión, tan respetable como la de cualquier otro, por tanto no quisiere que se tergiversaran mis palabras y se crearan falsas polémicas. Como siempre solo quiero lo mejor para nuestras cofradías a las que tanto amor tengo.
Francisco Sierra Cubero