Un escalofrío recorre nuestro cuerpo cuando de repente, una saeta rompe el silencio para desgarrar con la oración más sentida la emoción del alma. Un cante profundo y sincero, una oración salida del corazón y a la vez, interpretada con el arte que solo por el sur se mama. Así es la saeta, un ingrediente más de nuestra Semana Santa, que sin saber muy bien el porqué, se empieza a echar en falta en las calles. El protagonismo de las bandas y las marchas, incapaces de callar ante el lamento que emana de un balcón, los controles horarios, que dejan lugar a poca espera, y, seguramente, la falta de un relevo generacional, hacen que la Semana Santa de Jaén sea cada vez menos flamenca y saetera.
No obstante, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús mantiene su Certamen Benéfico de Saetas, que se empieza a consolidar con la celebración de su IV edición. Sobre el Teatro Darymelia, Juan Francisco Serrano Rojo, José María Sánchez, Andrés Castro, Andrea Pérez, Mari Carmen Gersol y Pepe Gersol, interpretaron el desgarrado cante con el acompañamiento al tambor de Sergio López.
Una velada especial para sentir otro de los sonidos de la Semana Santa, y que pronto, volverán a caer desde un balcón o a pie de calle. Si quieren una recomendación, la Madrugada se cita con ellas en Maestra. Desde la Peña Flamenca de Jaén se sentirán, como cada año, quejíos de oración al Señor de Jaén.