Un barrio, una parroquia y una cofradía. La unión es tan fuerte y patente, que al llegar la Cuaresma, la Magdalena se hace cofrade, solo con la separación que marcan las devociones personales. Nuestro Padre Jesús de la Caída, el Santísimo Cristo de la Clemencia y María Santísima del Mayor Dolor copan la atención y pasión de hermanos y fieles, pero también hay quienes ven en María Magdalena un ejemplo en sus vidas. Y los más jóvenes aprenden de San Juan y juran acompañar eternamente a la Madre del Nazareno.
Así se vivió el Quinario en la Magdalena, días de oración de encuentros y reencuentros con la mente puesta en otro Martes Santo de barrio y cofradía, de Magdalena y Clemencia.
Fotografías:Manuel Quesada Titos