Queridos diocesanos:
Con motivo de la fiesta de San Pedro y San Pablo celebramos en nuestra Diócesis de Jaén el Día del Papa en el primer domingo siguiente: 1 de julio.
1. El Concilio Vaticano II enseña y sigue recordándonos a los católicos que el Sumo Pontífice, Obispo de Roma y sucesor de Pedro, es “el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad” de toda la Iglesia en la tiene, “en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor…, la potestad plena, suprema y universal que puede ejercer siempre con entera libertad” (L.G. 22 y 23).
“Goza por institución divina de una potestad suprema, plena, inmediata y universal para cuidar de las almas” (Ch. D. 2).
Leemos también en el Catecismo de la Iglesia Católica, que el Papa, junto con los Obispos y en comunión con él, “enseña a los fieles la verdad que han de creer, la caridad que han de practicar y la bienaventuranza que han de esperar” (n. 2034).
Por todo ello le debemos siempre gratitud filial, respeto y obediencia porque representa al Señor y es la cabeza visible de la Iglesia, por el servicio que presta al mundo proclamando la verdad del Evangelio de Cristo y defender la dignidad de toda persona humana.
2. Con los santos apóstoles Pedro y Pablo, además de honrar la memoria de estas columnas de la Iglesia, daremos gracias a Dios porque, en una cadena ininterrumpida, la Iglesia siempre ha tenido en un sucesor de Pedro, primer Obispo de Roma, como “dulce Cristo en la tierra”, en expresión de Santa Catalina de Siena.
La Iglesia ha tenido figuras humanas verdaderamente relevantes al frente de su timón: Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, por citar las más recientes. Sin embargo, lo verdaderamente grande de todos los pontífices es lo que está más allá de su talla humana, por gigantesca que sea.
Ciertamente si nos fijásemos sólo en lo que es perceptible y analizable a los ojos de la razón y del sentimiento, además de no comprender lo que es y encierra la persona del Papa en la Iglesia y en el mundo, correríamos el riesgo de tergiversar su íntima misión y el sentido que Jesucristo ha querido que tenga, tal como hemos reseñado en las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
3. En este momento es Benedicto XVI el sucesor de Pedro, Supremo Pastor de la Iglesia. La Iglesia nos invita en esta Jornada anual a orar por su persona, acoger sus enseñanzas y seguir sus propuestas apostólicas y pastorales como su constante preocupación a favor de la Nueva Evangelización y las celebraciones del Año de la Fe en el próximo curso pastoral de 2012-2013.
Se nos pide también a los católicos e instituciones de la Iglesia un gesto de colaboración económica para ayudarle al Papa con el fin de que pueda cumplir sus incontables compromisos de ayuda a los más pobres y a instituciones y organizaciones, como las Misiones, que subsisten y se desarrollan pendientes cada año de estas ayudas.
La colecta para este fin, que llamamos “Óbolo de San Pedro”, tendrá lugar en todas las Iglesias abiertas al culto en el territorio diocesano y demás Comunidades, el primer domingo que sigue a la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, día de precepto, aunque laborable.
Seamos generosos, como en años anteriores, ya que la diócesis de Jaén así viene haciéndolo con resultados ejemplares.