Carta pastoral del Obispo de Jaén a las Cofradías de Gloria

El señor Obispo de la ciudad de Jaén, Ramón del Hoyo López, no ha querido dejar pasar la oportunidad de dedicar unas palabras a las cofradías del tiempo de gloria, que como es bien sabido, acaba de comenzar.
 
En primer lugar recuerda que “Los cristianos celebramos con toda solemnidad la Pasión y la Muerte de Nuestro Señor Jesucristo durante la Semana Santa, que preparamos durante cuarenta días, pero no nos detenemos en el Viernes Santo, sino que terminamos nuestras celebraciones en el Domingo de Resurrección. Nosotros los cristianos iniciamos la celebración pascual en la Vigilia del Sábado Santo con los ojos puestos en la mañana de Pascua: En ella, el sepulcro en el que fue colocado el cuerpo de Jesús apareció vacío y un ángel comunicó a unas buenas mujeres, que habían ido a embalsamarlo, la gran noticia: Ha resucitado, no está aquí.“.
 
Prosigue el escrito comentando que “La fe en la Resurrección arraigó tan pronto en las comunidades cristianas que San Pablo la transmitió, veinte años más tarde de los hechos, como algo que pertenecía ya a la tradición. El dogma de la Resurrección es el objeto central de nuestra fe y, la fiesta de esta Pascua, la extendemos cada año siete semanas, cincuenta días, porque Jesucristo no sólo hace dos mil años que resucitó, sino que continua viviendo y estando presente entre nosotros en todo momento. Las siete semanas son como un sólo día continuado. Es la Pascua.
 
Además, el obispo relata que a pesar de nuestras debilidades, precisamente por ellas, el Resucitado quiere renovarnos a cada uno, llenándonos de los dones del Espíritu Santo. Por ello durante este tiempo, en que permanece encendido el cirio pascual, seguirá ardiendo hasta el domingo de Pentecostés. Son cincuenta días en que el Espíritu del Resucitado penetra en nuestro interior, si nos abrimos de par en par a él, llenándonos del día de su alegría, su libertad y su energía pascual renovadora.

Para finalizar destaca que la Resurrección del Señor no es una respuesta a la curiosidad sino un envío, “quiere transformar el mundo y cuenta con nosotros, con vosotros los laicos bautizados y asociados, en Cofradías y Hermandades. Quiere una alegría activa, la alegría de quien recorre también el camino de una resurrección personal con el Resucitado. Sólo caminando con Él se manifiesta el Señor. Nuestras vidas no están en manos del azar sino en las manos del Señor“.
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