El cofrade Juan Francisco Ramírez Molina ofreció ayer un canto de flores a la virgen en el tradicional pregón del tiempo de Gloria, que se celebró en el centro cultural Miguel Castillejo de la capital. El pregonero desgranó sus recuerdos de la infancia y sus vivencias en las distintas hermandades de la capital.

"Lo que yo he querido transmitir con mis palabras es mi amor por las distintas advocaciones de María, nuestra madre", dijo Ramírez Molina antes del comienzo del pregón de Gloria: "Sintetizando mucho, lo que pretendo es hacer una súplica con flores a la virgen, aprovechando que estamos en las vísperas del mes de mayo. Es ahí donde he encontrado mi inspiración", añadió.

El pregonero de este año nació en el callejón de la virgen, en pleno San Ildefonso. Por ese barrio, dió sus primeros pasos: "Mis padres me inculcaron el amor por la virgen de la capilla". Por eso, en su alocución a los cofrades, Ramírez Molina tuvo emotivas palabras para la copatrona de la ciudad.

No fué la única reflexión de éste veterano cofrade, muy vinculado a la cofradía de la Estrella y a el Rosario. El pregonero hizo un recorrido por las vivencias de las once hermandades de gloria existentes en la capital, parándose especialmente en aquellas que tienen como referencia a la virgen. Así, también habló de la divina pastora, de la virgen del Carmen, de la del Rosario, de la virgen Blanca, de la virgen de la Cabeza, de Santa Catalina…"Es lo que me sale del alma. El mes de mayo me trae recuerdos de romería, de mi niñez en San Ildefonso y de nuestra madre", explicó Juan Francisco que fué presentado por el anterior pregonero, Juan Luis Plaza Díaz.