Cada uno con su sello particular, con sus maneras y formas distintivas. Negro para el riguroso silencio, blanco para el Miércoles Santo trinitario, y de oro y plata para la alegría de la resurrección. Si algo han estado esperando los cofrades de Jaén ha sido ver a estas tres dolorosas bajo palio recorriendo los rincones de la ciudad.
Y puede que haya sido fruto del azar que este 2022 haya traído consigo, además de la vuelta a la calle de nuestras hermandades, el sueño de ver estos tres deseos cumplidos. El estreno de estos palios supondrá un antes y un después para estas tres cofradías que pondrán de especial relevancia la presencia mariana en nuestras procesiones.
Aunque María Santísima de la Victoria lleva muchos años bendiciendo el Domingo de Resurrección, lo cierto es que será la primera vez que salga bajo cielo de malla desde San Ildefonso. Su peculiaridad salta a la vista: un color entre el dorado y el naranja de un ocaso inmortalizado entre las sierras jaeneras.
Por su parte, la dolorosa de Santa Isabel hará lo propio con el que será un primer borrador de su paso de palio. Con bambalina blanca y techo malva María Santísima de la Trinidad recorrerá su barrio bajo la gloria de un Dios trino el próximo Miércoles Santo.
Pero para distintivo el palio de Cristo Rey, de corte absolutamente original, y con toda una carga simbólica que pretende convertirse en un manual del clasicismo a pie de calle. A pesar de que el pueblo cofrade ya pudo ver esta magnífica obra durante su exposición en el Museo Provincial, será con la luz de los cirios en la noche del Martes Santo cuando regale su verdadera idiosincrasia.
De una u otra forma este año será, sin lugar a dudas, el de las mecidas con fleco y la estampa anhelante de un palio marchando calle abajo. Siempre con la Madre de Dios, en cualquiera de sus advocaciones, acompañando a su Hijo.