Silencio y luto en el barrio de San Juan. Entre los callejones cargados de historia del viejo Jaén, caminó el cortejo lúgubre del Vía Crucis con el cuerpo yacente del Cristo del Santo Sepulcro. Así, con austeridad, recogimiento y oración, ha comenzado la Cuaresma la Congregación del Viernes Santo, a la espera de que otra vez el negro cubra la tarde más triste de la primavera. Una primavera que volverá a dejar en las calles de Jaén la estampa del Sepulcro en urna barroca, tras la restauración que ha sufrido y después de que el año pasado, Nuestra Señora de los Dolores procesionara en la soledad más profunda de su dolor.
Mientras, y desde el comisariado que rige la Congregación, se siguen dando los pasos para devolverle la normalidad a una de las ilustres hermandades de Jaén, que anhela recuperar el esplendor de antaño. Porque ahora que tanto se habla de nuevas hermandades y juventud cofrade, es momento de echar la mirada a aquellas que han traído hasta nuestros días la Semana Santa de Jaén. Aquellas que son el germen de lo que hoy somos.