El Seminario Diocesano de Jaén acogía hace unos días un encuentro de formación del clero diocesano de Jaén. De acuerdo con el objetivo fundamental del plan de pastoral para el presente curso, se profundizaba en la familia como principal transmisora de la fe cristiana.
Dicha jornada, convocada por la Delegación Episcopal del Clero que dirige el sacerdote D. Juan Arévalo, comenzaba con el rezo de la hora intermedia. A continuación, Arévalo hacía una presentación del encuentro: “Dentro de ese plan de formación permanente hay varios momentos importantes. El primero es la fe del sacerdote. En el año de la fe, indudablemente, tenemos que empezar nosotros por reafirmarnos y reafirmar nuestra fe. Este año de la fe es una llamada fuerte a la conversión personal. Si queremos ser signo claro de Cristo muerto y resucitado, si la Iglesia quiere ser esa casa acogedora, tenemos que empezar por una conversión personal y dentro de esa conversión, incluso, una conversión institucional“.
El Delegado también comentó que “el segundo momento en este itinerario de formación es el de hoy y trata un tema que está muy relacionado con el objetivo prioritario del plan de pastoral diocesano: la familia cristiana, ambiente insustituible para la trasmisión de la fe. La familia debe ser siempre nuestra ocupación y nuestra preocupación“.
Asimismo, tras una breve presentación de D. Dionisio Carrillo y Dña. Lourdes Vázquez, este matrimonio, desde su experiencia y vivencias personales, ahondaban en el tema “La familia, trasmisora de la fe“.
“Somos conscientes de que estamos en una época en la que la familia cristiana está sufriendo continuos ataques y desacreditaciones. Que la figura del padre y de la madre se está perdiendo como tal y que por incorporarse al mundo laboral muchas veces delegan la educación en otros. Por ello hemos accedido a venir. Hemos venido en nuestra debilidad, conocedores de nuestros múltiples fallos como educadores en la fe, pero con la experiencia de que Dios actúa en la vida de una pareja, si nosotros le dejamos actuar. Estamos convencidos de que en la educación de los hijos en la fe no hay reglas, ni hay fórmulas mágicas, si no que es una asistencia particular del Espíritu Santo“, aseguraban.
Tras un breve descanso, la Delegación para la Familia, dirigida por D. Francisco de la Torre, presentaba los objetivos y los medios materiales y humanos disponibles para un trabajo más eficaz con las familias. El encuentro finalizó tras un amplio diálogo con los ponentes.