La expectación era máxima. Han sido muchos años, desde que en 2013 se bendijera a María Santísima Madre de Dios, imaginando primero, diseñando después, y ejecutando por último el paso sobre el que procesionará en la tarde noche del Martes Santo jaenero. Sueños y desvelos para hacer realidad una joya del arte cofrade en el que han participado profesionales del arte sacro andaluz como Jesús Rosado, Rafael de Rueda, Francisco Rosado, Juan Manuel Ayala y los orfebres Porras Zamorano, entre otros. El resultado, un paso singular, distinto a los cánones que impone el neobarroco en el mundo cofrade, que fue presentado por el vicario general de la Diócesis de Jaén, Francisco Juan Martínez Rojas en el Museo Provincial. Allí permanecerá en exposición hasta el próximo 17 de diciembre porque son infinitos los detalles y la simbología recogida en un paso de palio que serán difícil de apreciar en el oscuro discurrir procesional de la Hermandad del Silencio.
Stabat Mater es el título de la exposición explicativa del paso de palio de Madre de Dios. Stabat Mater es un poema medieval datado en el siglo XIII, de origen franciscano siendo común su utilización dentro del oficio como himno para las festividades de la Mater Dolorosa. Comienza con las palabras ‘Stabat Mater dolorosa’ (‘Estaba la Madre dolorosa’). Como plegaria, medita sobre el sufrimiento de María, la madre de Jesús, durante la crucifixión de su hijo. Este palio es un proyecto en el que lleva trabajando la hermandad en los últimos años.
Con diseño de Jesús Rosado Borja y Rafael de Rueda Burrezo, han trabajado artesanos de diferentes ámbitos, como Francisco Rosado Borja en la carpintería, Cristóbal Sequera Pérez en la talla, Herpoplat de Córdoba en la orfebrería, Ana Cruz-Conde en la filigrana o Juan Manuel Ayala en las pinturas entre otros. El paso es una mirada al pasado, bebiendo de fuentes anteriores al barroco predominando fundamentalmente el estilo manierista.
Lo que más sorprende es la ausencia de candelería, que ha sido sustituida por 84 puntos de luz distribuidos en faroles, fanales y candelabros. Las dimensiones del palio son considerables, y ha sido concebido como un gran baldaquino coronado por una crestería sostenida por unos varales muy finos y estilizados.
Las bambalinas son exteriores, rígidas y polilobuladas con el Stabat Mater en su cara exterior. Como curiosidad en las bambalinas se utiliza la filigrana algo muy poco común. La peana está decorada con pinturas con distintas escenas de la vida de la Virgen. En la sobremesa aparecen textos relacionados con esas pinturas.
Por último, destacan dos relicarios, uno con una reliquia del San Josemaría Escrivá y otro con una reliquia de beato de nuestra provincia Francisco Solís Pedrajas. y el llamador, un león dorado que en la tradición hebraica representa al león de Judá y que en la cristiana simboliza a Jesucristo que pertenecía a la tribu de David cuyos ancestros eran de la tribu de Judá.
Un comentario en “Un palio de otro tiempo”