En un pasillo de hospital. Ni en una plaza abarrotada por la bulla, ni en el recogimiento de las naves de un templo, ni en ese rincón del callejero donde el azahar se funde con el incienso. César Carcelén ha querido anunciar la Semana Santa de 2021 desde el lugar donde mejor se entiende la pasión y el dolor, el escenario donde a diario se lucha contra la muerte.
Me viene una pregunta a la cabeza mientras observo el montaje fotográfico en el que están presentes muchas de las Imágenes de nuestra Semana Santa. ¿Cuántas estampas de las Imágenes Sagradas de Cristo y María presiden la cama de un hospital?
Allí, junto al cabecero o en la mesita salen a la luz las mismas fotografías que habitualmente se guardan en la oscuridad de un cajón. Tal vez porque en nuestro día a día, apresurado por quehaceres de mayor y menor relevancia, pocas veces encontramos el tiempo para dedicarlo a contemplarlas, a caer en la cuenta de que están con nosotros.
Sin embargo, en la cama de un hospital el tiempo se detiene. Apenas si avanza al compás de las gotas de un suero hipnótico que nos hace caer en la cuenta de que el superpoderoso ser humano que busca vida más allá de la Tierra, la puede perder por culpa de un microscópico virus que ha sembrado de dolor y muerte este mundo.
Cuando la fragilidad y el dolor se hacen presentes, recuerdas aquella estampita que una tarde de primavera te dio aquel nazareno anónimo que sigue los pasos de quien venció a la misma muerte.
Viéndola, caes en la cuenta de que la esperanza es agarrarse a la mano de aquella joven mujer que siempre confió en Dios. En sus lágrimas se funden las tuyas, pero en su mirada encuentras el consuelo y la fuerza. El ánimo para abrir las puertas del hospital, para salir y reencontrarnos con familiares y amigos, para recuperar el tiempo y la vida.
Jaén anuncia su Semana Santa desde el hospital y será pregonada por un enfermero. ¿Casualidad? Contemplen el cartel y las estampas cofrades que tengan en casa y entenderán que no.