Más de un año han esperado los cofrades de la Virgen de los Dolores de Torredonjimeno, la dolorosa de mayor arraigo y devoción de la vecina localidad, para poder admirarla de nuevo en su capilla. Después de meses de restauración, el camarín barroco tosiriano se presentó y bendijo el pasado domingo 20 de diciembre, en una Eucaristía solemne presidida por el señor Obispo de la Diócesis.
La obra se trata de un camarín barroco datado de inicios del siglo XVIII, realizado a partir de yeserías policromadas para la que, ya en tal época, se trataba la dolorosa de mayor devoción en la villa: la Soledad (hoy Virgen de los Dolores). Constituye uno de los pocos casos de camarines de esta tipología que existen en nuestra provincia, junto con los de Baños de la Encina o Bailén. Tres siglos después de su hechura, la capilla ha recuperado una luz y color que parecían prácticamente perdidos por el paso del tiempo.
Para la señalada ocasión, la Dolorosa por excelencia de Torredonjimeno, obra del granadino Manuel Salvatierra en 1941, lucía también su ajuar más antiguo: su manto negro dieciochesco, coetáneo al propio camarín, también recientemente restaurado, así como su peculiar corazón. Una obra de la joyería tosiriana del pasado siglo que solamente porta en sus anuales procesiones del Viernes de Dolores y Viernes Santo. Todo ello muestra cómo esta cofradía y su parroquia de Santa María vienen trabajando en los últimos años en la restauración y conservación de su patrimonio.
Así, los devotos de la cofradía tosiriana podrán volver a venerar a su dolorosa de nuevo en el joyero que la custodia desde antiguo, al tiempo que el viajero que pasa por Torredonjimeno podrá quedar sobrecogido por la admiración de esta obra.
Fotografías: Juan García Rísquez