Descendió a los infiernos, al lugar de los muertos, al sheol. Y bajó allí para llevar su luz, para que su obra redentora traspasara todos los tiempos y épocas, de una vez y para siempre. En el mes de los difuntos, la Congregación del Santo Sepulcro celebra el Triduo al Cristo yacente. En el interior de su urna barroca y a los pies de Nuestra Señora de los Dolores, el cuerpo del Salvador reposa y espera la llegada del tercer día. Será entonces cuando todo tenga sentido.
Fotografías: José M. Anguita