En la tarde del sábado día 6 de junio, tuvo lugar en la Parroquia de San Eufrasio la Sabatina que sirvió para la despedida “oficial” del Grupo Parroquial de la Sagrada Lanzada de la que ha sido su sede canónica desde su creación hace 11 años. Ante un templo abarrotado dentro de las limitaciones de aforo derivadas de la actual situación sanitaria, el culto comenzó con el Rezo de la Corona Franciscana. Seguidamente se celebró la Eucaristía presidida por el hasta ahora presidente del Grupo y párroco de San Eufrasio, Don Rogelio de Jesús Garrido y concelebrada por el Vicario Parroquial de San Eufrasio, director espiritual de nuestro Grupo y formador del mismo Don Francisco Mesa.
Ante la presencia de la Reina de los Ángeles, en un sencillo Altar de Cultos, la celebración resultó solemne y sencilla. Tanto en la homilía como antes de acabar la Eucaristía, Don Rogelio tuvo unas emotivas palabras de agradecimiento al trabajo que ha desarrollado en la Parroquia este Grupo Parroquial, con el deseo de que su labor en la Parroquia de La Inmaculada y San Pedro Pascual en la Glorieta sea fructífera y en beneficio de esa comunidad. Asimismo, antes de la Bendición final, cedió la palabra a la vicepresidenta del Grupo Parroqial, María del Carmen Montes del Árbol, que dedicó a los presentes unas emocionantes palabras, que reproducimos a continuación:
Buenas tardes a todos hermanos y hermanas. Paz y bien.
Fue allá por 2011, cuando un grupo de hermanos cristianos y cofrades, algunos de los cuales siguen presentes hoy aquí entre nosotros, decidieron fundar un grupo parroquial bajo las advocaciones de la Sagrada Lanzada y la Reina de los Ángeles. Don Juan Viedma, acogió este grupo como ya hiciera en su momento con otros de similar naturaleza.
Este Grupo creció, pasó por muy malos momentos, hasta que renovó las personas responsables del mismo para desde hace más de tres años darle contenido, esencia y sentido, desde todos los puntos de vista, pero sobre todo en sus cultos, formación, caridad, e integración plena en esta Parroquia de San Eufrasio.
Hace más de tres años y medio, un 30 de septiembre de 2016, la Reina de los Ángeles llegaba a esta casa para ocupar un lugar muy cerquita del Sagrario donde se guarda eternamente el Cuerpo de Cristo, lugar este el de su ubicación que no es el mejor litúrgicamente, pero desde donde ha recibido el creciente cariño, devoción de este barrio y del pueblo cristiano de Jaén.
Hace pocos meses se producía un cambio decisivo en esta Parroquia. El Señor Obispo relevaba a Don Juan Viedma de Párroco, al que aprovecho para darle en nombre de nuestro Grupo las gracias por su labor pastoral en beneficio de sus feligreses y de nuestro Grupo. Y llegaba Don Rogelio, al que apenas llevábamos unos meses conociéndole cuando nos llegó una grata noticia: Nuestro Grupo Parroquial era reclamado por los Párrocos de la Parroquia de la Inmaculada y San Pedro Pascual, avalado por los excelentes informes que sobre nuestro trabajo también daba el Reverendo Señor Delegado de Cofradías. A ambos les agradecemos esta muestra de confianza.
Una vez obtenido el beneplácito de todas las partes, se aprobaba que nuestra nueva sede canónica sería la citada Parroquia, para lo cual se organizaría el traslado de la Reina de los Ángeles el Viernes de Dolores, traslado que tuvo que ser suspendido por motivos sobradamente conocidos.
Pero el tiempo pasa, y una vez que esta pandemia parece remitir, se debía retomar el traslado a la nueva Parroquia, para lo cual estamos en estos días trabajando intensamente en lo que será su flamante nueva Capilla, donde será objeto del cariño y devoción de todos aquellos fieles que quieran a Ella acercarse, en especial su nueva feligresía, que os aseguro la espera con suma impaciencia, como estos días estamos comprobando. Desde el 20 de junio esa será su nueva casa.
Y claro, pese a que sé que muchas personas de esta nuestra Parroquia de San Eufrasio lo lamentan, hoy hemos ofrecido esta misa a modo de despedida oficial, quedando nuestra Reina de los Ángeles expuesta en el sitio que hoy ocupa hasta el Viernes que viene, donde nuevamente y por unos días más, ocupará su sitio en la Capilla del Sagrario.
Hoy en nombre del Grupo quiero dar gracias a algunas personas.
En primer lugar reitero mi agradecimiento a Don Juan Viedma, que nos acogió en esta sede y presidió nuestro Grupo.
En segundo lugar a Don Francisco Mesa, Vicario Parroquial de San Eufrasio, Consejero Espiritual de nuestro Grupo, amigo y excelente formador. Usted sabe perfectamente, todos lo saben, que esto no es sino una separación de metros, así que cuantas veces quiera le esperamos en nuestra nueva sede, pues además vive muy cerquita de la misma, por lo que estamos seguros que se asomará más de un día a la Parroquia a contemplarla y a tararear ese himno a la Reina de los Ángeles que a Usted siempre le ha emocionado.
Don Rogelio, muchas gracias por estos meses, por su cariño y apoyo. Si hay algo en lo que coincidimos en el Grupo es que si hay algo por lo que lamentarse con este cambio, es por no haber podido conocernos más. Pero Dios dispone y si Él lo hace, será porque reserva para nuestro Grupo nuevos retos, que nos constan que serán apasionantes y nuevos cristianos a los que poder seguir dando testimonio de nuestra fe en Cristo y su Bendita Madre.
Gracias a cuantos grupos de esta Parroquia y feligreses han tenido en estos años palabras, presencia cercana a nosotros y nos han hecho sentirnos en casa, desde la crítica constructiva cuando ha sido necesaria, desde el cariño siempre. Sabéis que nuestro Grupo es vuestra casa y seguimos estando a vuestra disposición para cuanto preciséis de nosotros. Y perdón por nuestros errores que habrán sido muchos, por nuestra carencias o si alguna vez ofendimos a alguna persona.
Y gracias como no a nuestra Reina de los Ángeles. En su corazón se lleva un pedacito de esta Parroquia y sus feligreses, como Ella se queda, seguros estamos de ello, en vuestros corazones.
Paz y bien a todos hermanos y hermanas. Que la Reina de los Ángeles siempre extienda su manto protector para todos vosotros.
Cabe destacar asimismo que en el ofertorio, tuvo lugar la bendición de diversas donaciones realizadas a la Reina de los Ángeles por un grupo de devotos, destacando como un camafeo, un broche dorado con el motivo del abrazo franciscano, una cinturilla bordada en oro con hilo entrefino y un precioso pañuelo realizado en encaje de bolillo y bordado su nombre con hilo de oro.