El sencillo gesto de un beso guarda multitud de mensajes. Sentimientos y emociones como el afecto, el amor o el cariño se manifiestan mediante esta forma de presionar los labios contra una persona u objeto. Pero en ocasiones, este acto tan humano también consigue alterar nuestro alma. Es lo que suele ocurrir en un besamanos cuando la Madre de Dios es quien espera recibir el calor de los labios de un hijo. Porque estos besos llegan cargados de gracias, aunque también de ruegos. La salud, el trabajo y las preocupaciones de nuestra vida terrenal quedan depositadas en un sencillo de beso que consuela el alma. Será porque no existe mejor manera de manifestarle a una Madre el amor por ella que con un besito en su mano.
Fotografías: Felipe Utrera