En plena feria de San Lucas, el barrio de Santa Isabel volvió a estar cerca de su Señor Cautivo. El mismo que fue abandonado por sus discípulos, y que en esta zona del Jaén de siempre, nunca se encuentra solo. Su festividad estatutaria y su Besapié permitió a los cofrades, devotos y vecinos compartir sus preocupaciones, alegrías o desvelos con el Divino Redentor. Seguramente sea el que mejor entiende de penas o de dichas sin tener siquiera que decírselas.
El próximo fin de semana será el turno de su Madre de la Trinidad, la que en Rosario Vespertino salga a las calles para rezar con su gente. Pero eso, ya será en la tarde oscura del otoño.
Fotografías: Daniel Carrasco