La Hermandad de la Santa Cena ha sido la gran protagonista del inicio del curso cofrade. Su traslado a la parroquia de San Juan Pablo II ha marcado un mes de septiembre que ha permitido vivir en Jaén una salida extraordinaria, algo poco habitual por estos lares. Durante todo el mes se ha vivido un ambiente especial en San Félix de Valois, entre la nostalgia de la despedida y el orgullo de una meta alcanzada. Por eso, en la mañana del 17 de septiembre más de una lágrima se derramó cuando las puertas del templo del Gran Eje se abrieron para que la Cruz de Guía tomara las calles.
Era domingo, pero poco tenía que ver con el de Ramos. En esta ocasión, la salida se producía en horario matinal, y lejos de la primavera, las postrimerías del verano ofrecieron una jornada de sol y temperaturas suaves, ideales para animar a los cofrades a acudir al norte de la ciudad a buscar una procesión especial. Tanto que comenzó con el rezo del Santo Rosario, para cumplir así con el Rosario de la Aurora que recogen los estatutos de la Cofradía. Ave María y letanías después de un último adiós a San Félix, con la revirá de ambos pasos para ponerlos de frente a unas puertas que ya no volverán a abrirse en la tarde del Domingo de la Luz.
En el tramo de Jesús Salvador, las cofradías de Pasión acompañaron en representación a los hermanos de la Cena que, con cirio, componían el tramo de María Santísima de la Caridad y Consolación. Cortejo que se incrementó al llegar a la parroquia de El Salvador, donde se unieron las Bandas de la Expiración, tras el Misterio, y de la Amargura, tras el palio. Desde ahí, con un ritmo alegre, la procesión caminó buscando la Plaza Jaén por la Paz, frontera que da paso al nuevo barrio del Bulevar, donde la Hermandad de la Santa Cena tendrá por misión evangelizar y crecer.
La llegada a San Pablo II se retrasó con respecto al horario previsto, pero lo especial de la mañana y el calor de quienes acompañaron en todo momento, bien lo justificaron. Seguramente porque una hora más o menos no es nada si se compara con la historia que a partir de ahora tendrá siempre a la Santa Cena junto al Bulevar, un barrio en crecimiento y donde se forjará el futuro de una corporación cofrade que nació en la Alcantarilla, se hizo mayor en el Gran Eje e inicia una nueva etapa de su vida en el Jaén más moderno.
Fotografías: José M. Anguita