Juan de Dios Colmenero fue el encargado de pregonar a Nuestra Señora de la Capilla en el que, posiblemente, haya sido unos de los mejores pregoneros que hayan pasado por esa tribuna, según la propia Cofradía. Durante casi una hora ofreció una preciosa lección de historia, tradición, fervor y religiosidad, que terminó con este poema:
MADRE, REINA Y PATRONA
Y así quiero terminar. Entre lágrimas escondidas y nostalgias escondidas:
Tú sabes bien lo que digo
Reina de los cielos
sabes de muchos desvelos
que se comparten contigo.
Hasta tú puerta han venido
a desahogar su agonía
a rezar noche y día
y en esa reja agarrarse.
Tú sabes lo que es mirarte
buscando en tí la alegría
buscando en tí las respuestas.
Es por eso que el pregón
al final se vuelve rezo
porque sé que busca un hueco
Jaén en tu corazón.
Qué sepan que tu razón
no entiende de sinsabores
siempre ofreces los mejores
y lo más sabios consejos
siempre guardiana a lo lejos
de sufridos corazones.
Por eso eres la guía
por eso tienes la alegría
que Jaén necesita
Virgen sagrada, bendita
mi oración grita, grita con fuerza
al final de este pregón
que Jaén sea por Dios
capaz de alzar la cabeza
que salga de la poltrona
que divulgue a su Patrona
que la fe nunca pierda.
Por eso ruego a diario
y pido a vuestra merced
que nunca olvide Jaén
las cuentas de tu Rosario.
Y así quiero terminar. Entre lágrimas escondidas y nostalgias escondidas:
Tú sabes bien lo que digo
Reina de los cielos
sabes de muchos desvelos
que se comparten contigo.
Hasta tú puerta han venido
a desahogar su agonía
a rezar noche y día
y en esa reja agarrarse.
Tú sabes lo que es mirarte
buscando en tí la alegría
buscando en tí las respuestas.
Es por eso que el pregón
al final se vuelve rezo
porque sé que busca un hueco
Jaén en tu corazón.
Qué sepan que tu razón
no entiende de sinsabores
siempre ofreces los mejores
y lo más sabios consejos
siempre guardiana a lo lejos
de sufridos corazones.
Por eso eres la guía
por eso tienes la alegría
que Jaén necesita
Virgen sagrada, bendita
mi oración grita, grita con fuerza
al final de este pregón
que Jaén sea por Dios
capaz de alzar la cabeza
que salga de la poltrona
que divulgue a su Patrona
que la fe nunca pierda.
Por eso ruego a diario
y pido a vuestra merced
que nunca olvide Jaén
las cuentas de tu Rosario.