Así la sienten los 51 ángeles que cada mes de octubre prestan su costal y sus pies para que sea Ella la que luzca en el otoño primerizo, ese que todavía guarda tardes largas y el verde de los árboles. No es oficial porque nadie ha movido los papeles, reuniones y cafés necesarios, pero ni siquiera hace falta el título en este mundo tan dado a honores y apodos. Bajo Nuestra Señora del Rosario van costaleros de la Borriquilla, de la Santa Cena, de la Estrella, de los Estudiantes, el Silencio, el Amor o la Expiración. Y seguro que me dejo alguno, porque más que una cuadrilla, la del Rosario es una selección. Lo mejor de lo mejor, escogido solo por la Madre Dominica.
Este año Jubilar por el 800 aniversario de la Congregación se sentía especial en el barrio de la Alcantarilla. El calor del veranillo de San Miguel se hacía presente a la hora de la tarde en la que sus ángeles se fajaban sobre el mármol que pronto abandonaría la Madre de Dios. Tan especial era la ocasión que Santo Domingo de Guzmán se unía al cortejo procesional sobre un coqueto paso de recuerdo infantil a mayo y sus cruces. El Santo Dominico encabezó la procesión a los sones de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Piedad. La Estrella vuelve a sonar a la Estrella de siempre y eso que están en pretemporada.
Representaciones de hermandades de Gloria acompañaron a los hermanos del Rosario en su discurrir por las calles del centro de la ciudad que volvía a preguntar por una Cofradía desconocida todavía para el jiennense de a pié. No está Jaén formada para este Tiempo de procesiones pequeñas, salpicadas en el calendario y asentadas, en ocasiones, en la periferia.
Mientras tanto, la Reina del Santo Rosario caminó elegante al compás de la Banda de Música Pedro Morales de Lopera, cuyo repertorio unido a la maestría costalera, dejaron momentos imborrables en ese cajón de la memoria cofrade que con el inicio del otoño, se abre a las cuentas de un Rosario eterno. Almenas con el Ave María, o la revirá de entrada en Llana, con Mi Amargura, son solo algunas de las estampas inmortalizadas en las retinas y en youtube, la ventana tecnológica que se mantendrá abierta esperando otro octubre de sabor costalero en la Alcantarilla.
Fotografías: Manuel J. Quesada Titos