El invierno se apoderó de la tarde de un Lunes Santo que recordó a aquellos de los 90, cuando la Amargura todavía era solo un proyecto. Al igual que el Domingo de Ramos, la incertidumbre se apoderó de los cofrades en dos puntos muy alejados de la ciudad, El Salvador y La Merced. Y como la jornada anterior, la más lejana a la carrera oficial optó por suspender su salida procesional. El hermano mayor de la Amargura, Ángel Damián Contreras, de estreno en el cargo, tuvo que pasar el mal trago de comunicar la suspensión a sus hermanos que comprendieron la decisión de una junta de gobierno que celebró posteriormente la Santa Misa y se abrieron las puertas del templo para la exposición de pasos.
Una hora después del horario de salida, los Estudiantes optaban por salir a las calles de Jaén. Conocedores de la suspensión de la Amargura y con partes meteorológicos favorables, Juan Carlos Moreno comunicó que la hermandad iniciaba su procesión penitencial. Desde entonces, total normalidad en un itinerario que contó con la masiva afluencia de personas en puntos como los Cantones de Jesús, Almenas o Reja de la Capilla. Tras el Santísimo Cristo de las Misericordias, repertorio clásico de la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Expiración, mientras que el palio de Nuestra Señora de las Lágrimas se paseó con sones solemnes de la mano de la Banda Pedro Morales de Lopera. En la salida, la tuna volvió a rondar a su Señora en una plaza de la Merced donde no cabía un alfiler.
Con la caída de la noche, el frío se apoderó de un Lunes Santo que presentó menos gente en Carrera Oficial y en el regreso de los Estudiantes que se alargó más de los esperado. Un retraso que se agravó con el incidente acaecido en la calle Maestra donde cayó una cornisa hiriendo a una menor que presenciaba a la hermandad.
Fotografías: César Carcelén