No les faltaba un detalle. Cruz de guía, ciriales, incienso, mantillas, banda de música, romanos y hasta el cura. Pero todo en versión mini. Así se plantaron en las calles de Jaén 17 procesiones infantiles que hacen de las Cruces de Mayo su Semana Santa particular, en la que la inocencia y la ilusión son protagonistas. Una procesiones que ponen de manifiesto la incipiente cantera cofrade de la ciudad.
Las calles Maestra y Colón, fueron el itinerario oficial de unos cortejos que congregaron a mucho público, especialmente, padres y madres que no perdían detalle de sus pequeños. El denominador común de todas las procesiones, el paso con la cruz, ya sea en flores, madera y otro material, dejando libertad al ingenio de los imberbes fabricanos. Sin embargo, en algunos casos también había lugar para la Virgen María, con pasos de palio dignos de mención. Y los más mayores, incluso se atrevieron con pasos de Misterio portados por jóvenes costaleros que ya desean calzarse bajo unas trabajaderas.
Hasta bien entrada la noche, se alargó una tarde de procesiones que devolvió a Jaén el olor a incienso y el ruido de tambor, con mayo o menor compás, pero todo salido de unos corazones que. aún sin saberlo, ya laten al son de esa fe popular que se plasma en las hermandades y cofradías. La cantera, la materia prima existe. Otra cosa es que luego se sepa pulir mediante la formación para que la semilla dé fruto.
Fotografías: Miguel Ángel Peragón