"Restauraciones"

El tiempo es un testigo impasible del discurrir de cofradías, cofrades y tallas por la historia de la Semana Santa. En este paso lento pero certero del tiempo la renovación es inevitable tanto en cofradías; produciéndose cambios de sede, denominación o estatutos; como en cofrades; la vida humana es demasiado corta para el mundo cofrade. Si bien dentro de esta continua renovación lo más estable son las tallas. Algunas de ellas cierto es que han sido sustituidas por obligación mientras que otras lo han sido por voluntad, pero el patrimonio imaginero en la medida de lo posible permanece estático, como así lo atestiguan los siglos que tienen a sus espaldas numerosas de las obras que podemos ver en las calles de Jaén.

Si bien la paradoja de la imaginería con el tiempo es rocambolesca. Por un lado los años aportan valor histórico a las imágenes aunque por otra parte el tiempo “cansa” a nuestros sagrados titulares haciendo que periódicamente deban acometerse labores de restauración de las tallas para que su valor artístico quede intacto. Pero si hay algo con lo que tiempo no puede luchar es con su valor sentimental y religioso, que siempre crece.

Tras la justificación de las restauraciones de las obras es preciso destacar que no siempre los trabajos abordados han sido los más oportunos. Las restauraciones pueden venir por necesidades de conservación o por voluntades humanas de juntas de gobierno, pero lo que tampoco podemos obviar es que en algunos casos más que hablar de restauraciones se debería  de “empeoraciones”. No podemos dudar que la voluntad positiva de juntas de gobierno y escultores pero en el tema artístico no sólo cuenta la voluntad sino que hay que hablar de calidad final. Con este artículo lejos de entrar en criticar el contenido de la voluntad de cofrades e imagineros se pretende sacar a la luz algunas de los desatinos más importantes en el mundo imaginero jienense.

Quizás unos de los desatinos más importantes que se pueden cometer al abordar una restauración de una talla de finales del siglo XVI es proceder a un retallado por leve que sea y más aún si hablamos del rostro. Pues esta situación se dió en 1902 con la talla de Nuestro Padre Jesús. Nos estamos refiriendo a la discutida restauración de 1902. 

En dicho año la junta de gobierno de la cofradía decidió abordar la primera gran restauración del “Abuelo” puesto que los desperfectos en la frente y en las manos eran importantes pensándose en ese momento que la restauración sería sencilla. Llegar al acuerdo de restauración no fue fácil ya que algunos cofrades abogaban por mantener la imagen sin restaurar por su antigüedad y mérito artístico mientras que otros veían una necesidad imperiosa de acometer la restauración porque la imagen corría peligro de mantenerse. Tras llegarse al acuerdo de restauración se buscó al escultor Mariano Benlliure para que fuese éste el que abordase la referida restauración. Éste pese a aceptar en un primer momento renunció porque su trabajo era incesante. El obispo de Jáen, Salvador Castellote, de origen valenciano propuso a su paisano José Bodria.

El restaurador valenciano tras desplazarse a Jaén y examinar la obra expuso la necesidad imprescindible de llevar a cabo la restauración del rostro, manos y pies. Por dicho trabajo la Junta únicamente pagaría los gastos de viaje y estancia, regalando la restauración a la cofradía. Pese a que la cofradía quedó muy satisfecha con el trabajo de restauración, lo que llevó a regalar a 1.000 pesetas a José Bodria, la restauración fue discutida por el pueblo de Jaén. Y es que el escultor valenciano llevó a cabo un leve retallado del rostro de Nuestro Padre Jesús que disgustó a  muchos jiennenses. Sin duda fueron opiniones para todos los gustos las que deparó dicha restauración, lo que si es cierto es que en posteriores restauraciones fue imposible recuperar ese retallado para volver la imagen al estado original.

Otro de los desatinos cofrades la sufrió la talla de San Juan de Sebastián de Solís perteneciente a la cofradía del Santo Sepulcro. La talla que presenta al joven discípulo con un rostro de preocupación presenta rasgos característicos de este imaginero como son el pelo ondulado y unos pies grandes. En este caso la modificación de la imagen se produjo por voluntad de la cofradía sin que motivos de conservación fuesen los que provocaran la restauración. En 1907 se crea la Sección Sanjuanista de dicha cofradía, pionera en la ciudad de Jaén, y a raíz de dicha creación es cuando se estima cambiar la policromía original de la talla por la de la túnica de dicha sección. Así se entregó la talla a Juan de Dios López Alcázar y Jesús de Dios López Alcázar que fueron los que repintaron la talla con los colores blanco y verde eliminando el dorado y estofado original de la talla del siglo XVI. Este cambio se mantuvo hasta 1958, momento en el que se encarga al escultor sevillano Juan Abascal Fuentes una restauración de la talla para devolverla a su estado original eliminando los colores blanco y verde que eran poco acordes con la época de creación de la talla (estilo renacentista), puesto que estos colores son tomados para la imagen del discípulo amado mucho después. Sin embargo ya era tarde siendo imposible recuperar la policromía de la época por lo que se tuvo que dar una nueva policromía. La restauración que costó 12.500 pesetas también abordó otros aspectos a parte de la policromía siendo del agrado de los cofrades.

Por último, otra de las restauraciones que más que lucir a las tallas las deslucieron fue la acometida sobre los ladrones del grupo escultórico del Calvario atribuidos a Sebastián de Solís y de la cofradía del Santo Sepulcro. No es de extrañar que sean cofradías como la del Santo Sepulcro las que más hayan sufrido estas desafortunadas restauraciones ya que son las cofradías más antiguas las más expuestas a pobres restauraciones.

Las tallas de Dimas y Gestas de gran calidad anatómica y artística relatan de una manera muy acertada el pasaje evangélico. Respecto a la restauración decir que esta se acomete en 1902, año en que se encarga al pintor jiennense Manuel de la Paz Mosquera la restauración de las tallas decidiendo éste cambiar su policromía original por una más del gusto de la época. En posteriores restauraciones la nueva policromía se mantuvo y no sería hasta el año 1982 dónde el ICROA realizó una profunda restauración intentando devolver  la original policromía hecho que sólo se consiguió parcialmente.

Desafortunadas restauraciones como las señaladas han sido pocas en la larga historia de la Semana Santa debiendo hacerse justicia al reseñar que la mayoría de ellas han conseguido en un primer lugar conservar las obras de arte y posteriormente devolver a su estado original respetando el trabajo de su autor. Son por tanto los casos comentados los menos pero no por ello deben obviarse puesto que son parte de la historia de la Semana Santa Jiennense.

Si hay que aprender cosas nuevas de la historia una de ellas debe ser la necesidad de que las juntas de gobierno adquieran la concienciación de que el patrimonio de las cofradías no tiene más dueño que la propia cofradía ya que las personas cambian y los gustos cofrades aún más y por tanto debe ser la prudencia la que esté presente en la gestión de algo tan nuestro como la Semana Santa.

BIBLIOGRAFÍA:

-“Nuestro Padre Jesús Nazareno: Leyenda, historia y realidad de la imagen y su Cofradía”. Manuel López Pérez, Mª Amparo López Arandia y Mª Teresa López Arandia.

-“Insigne y Real Congregación del Santo Sepulcro de Cristo y Siervos de la Orden Tercera de Nuestra Señora de los Dolores. Historia, tradición y religiosidad de cinco siglos” Manuel López Pérez.

-“Del Jaén Perdido” Francisco Jiménez Delgado.

Un comentario en “"Restauraciones"

  1. En el articulo se menciona a los escultores e imagineros que restauran ¿Y lo restauradores? ¿No restauramos? ¿Donde se mencionan las intervenciones correctas realizadas en las últimas décadas por profesionales de la conservación y restauración?
    Esto es un llamamiento a Hermandades y Cofradías….. y sobre todo a los Obispados que son los que en ultimo termino permiten con su aprobación que se intervenga o no una obra. Por favor, que se deje de intervenir nuestro patrimonio por personal no cualificado, que se recurra a los profesionales preparados específicamente para eso: los restauradores de obras de arte con titulación oficial homologada

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