Las dos procesiones del Resucitado durante el siglo XVIII

Existe un día grande y de júbilo en la Semana Santa, este día es sin duda el Domingo de Resurrección, momento en el que toda la pasión de Jesucristo cobra sentido ya que es la Resurrección la que da sentido a toda la fe cristiana. Es por ello que la Semana Santa como manifestación de fe no acaba el Domingo de Resurrección sino todo lo contrario, la Semana Santa se inicia gracias a lo que ocurre este importante Domingo del año.

Así, desde este altavoz cofrade debemos resaltar este día en la semana grande de Jaén tanto en la actualidad gracias a la “Cofradía del Señor Resucitado y María Santísima de la Victoria” como en el pasado, en este caso recorriendo la historia del Domingo de Resurrección en nuestra ciudad.

En el recorrido histórico del también llamado Domingo de Pascua nos vamos a detener en uno cualquiera del siglo XVIII aunque con carácter previo merece la pena señalar el origen de este Domingo en nuestra Semana Santa.

El origen de la procesión del Resucitado se encuentra en las mismas raíces de la Semana Santa de Jaén pues son dos tempranas cofradías de Jaén (la Cofradía de la Transfixisión y Soledad de la Madre de Dios y la Cofradía del Santo Sepulcro y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo)  las que van a preocuparse por organizar la procesión este día, si bien hay que decir que en este día eran numerosas las celebraciones litúrgicas que se celebraban en las iglesias, monasterios y conventos de la ciudad.

La Cofradía de la Transfixisión y Soledad de la Madre de Dios se fundó en 1556 en el Convento extramuros de la Coronada sin embargo la procesión del Resucitado no la organizará hasta años posteriores y con ocasión de la fundación posterior en 1580 de la Cofradía del Santo Sepulcro y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo en el mismo Convento. Tras duros y agitados pleitos entre ambas cofradías desde la fundación de la Cofradía del Santo Sepulcro estos se resolvieron por parte de las autoridades de forma ecuánime, así cada cofradía celebraría sus procesiones, incluida la del Resucitado. Así  se mantuvo  hasta que tras la refundación de ambas cofradías en el s.XVIII se firmó en 1732 una concordia estableciéndose un sistema turnista. Por tanto hasta esta fecha ambas cofradías celebraban su procesión del Viernes Santo así como los actos del descendimiento, velatorio de Jesucristo y la procesión del Resucitado. Podemos afirmar en vista a estos datos que existieron dos procesiones del Resucitado, cada una de las cuales con costumbres y recorridos propios.

Como hemos referido anteriormente en 1732  se firma una concordia que establece que la Cofradía de la Soledad organizaría la procesión del Santo Entierro los años impares mientras que la Cofradía del Santo Sepulcro lo haría los años pares. En relación al acuerdo hay que advertir que éste lo era en lo referente al Santo Entierro, así por ejemplo los años impares la Cofradía de la Soledad procesionaba el Santo Entierro pero ello no impedía que la Congregación del Sepulcro llevase acabo una procesión de soledad en silencio con mujeres enlutadas rezando el rosario. Durante siglos, concretamente hasta 1993 se mantuvo este acuerdo entre ambas cofradías.

Centrándonos en la procesión del Resucitado vamos ahora a desgranar como ambas cofradías celebraban esta procesión cuando les correspondía el turno y para ello nos vamos a ir a un Domingo de Resurrección cualquiera del s. XVIII.

El año que correspondía la organización a la Congregación del Santo Sepulcro esta realizaba la procesión del Viernes Santo con el acto del descendimiento por el que se desclavaba a Jesucristo de la cruz y se introducía en la urna sepulcral. La procesión finalizaba en la Iglesia de la Magdalena donde se había depositado días anteriores la imagen del Resucitado. De la imagen de Jesús Resucitado se desconocen numerosos detalles entre ellos su autoría, aunque se sabe que se trataba de una imagen de Jesús triunfante que portaba una cruz en la mano.

Así el Domingo de Resurrección los cofrades se reunían en San Juan y acudían a la Iglesia de la Magdalena para recoger el paso de Jesús Resucitado con el que  iniciaban el regreso a San Juan. Cuando la procesión del Resucitado llegaba a la Iglesia de San Juan “salían por la puerta de los novios de dicha Iglesia las imágenes vestidas de gala, de Santa María Magdalena” la cuál hacía tres reverencias a Jesús Resucitado. A su vez las imágenes de San Juan Evangelista y la Virgen de los Dolores también realizaban las tres reverencias y se formaba una nueva procesión “que iniciaba el alférez mayor con el estandarte o pendón de la hermandad”. Esta procesión, formada ahora por las imágenes de San Juan y de Jesús Resucitado acompañado a su izquierda por María Magdalena y por la Virgen de los Dolores a la derecha,  iba “por la calle Maestra Baja hacia el Convento de la Coronada” regresando a la Iglesia de San Juan. Como atestiguan las crónicas y los archivos cofrades la procesión del Resucitado era jubilosa y alegre, en la que el pueblo de Jaén no cesaba de vitorear a Cristo que ha vencido a la muerte. Con el paso del tiempo y debido a las penurias económicas por las que transitó la cofradía dejó de procesionar la imagen de Jesús Resucitado.

Por otra parte cuando en los años impares la organización correspondía a la Cofradía de la Soledad esta celebraba la procesión del Viernes Santo desde el Convento de San Francisco tras realizar el descendimiento enfrente del mismo Convento. La procesión finalizaba en la Iglesia de San Ildefonso donde se depositaba el sepulcro rodeado de velas que se mantenían encendidas hasta la mañana del Domingo de Pascua.

En la mañana del Domingo de Resurrección se iniciaba la procesión con la imagen de Jesús Resucitado desde la Iglesia de San Ildefonso al tiempo que las campanas de la Iglesia repicaban. La procesión iba a acompañada por los cofrades y los clérigos de la parroquia. El júbilo de este día daba lugar al “repique de campanas de la Catedral seguido por el de todas las torres y espadañas de la ciudad” e incluso “se disparaban cohetes por valor de doce reales”.
Acerca del encuentro con el resto de imágenes nada se sabe aunque puede que se llevase a cabo de una manera parecida a la realizada por la Congregación del Santo Sepulcro.

Respecto a la imagen de Jesús Resucitado se piensa que su autoría pudo recaer en el toledano Sebastián de Solís o en alguien de su círculo. Dicha imagen fue quemada en 1936 junto con el resto de imágenes de la Cofradía de las Siete Escuadras en una granja agrícola. En la actualidad se conserva la mascarilla y las manos de esta talla, puesto que estas fueron sustituidas por otras, exhibiéndose en la actualidad en el frontal del paso del Resucitado de Rafael Rubio Vernia.

Finaliza aquí un intenso Domingo de Resurrección cualquiera del s.XVIII y tras este recorrido vemos que los tiempos y las formas han cambiado, que las tallas son otras, que los cofrades son otros, que las tradiciones han evolucionado pero nuestra Semana Santa como manifestación de fe nos recuerda lo que no podemos olvidar y es que la Buena Noticia se ha cumplido; ¡Jesucristo ha resucitado!

BIBLIOGRAFÍA:

-“Historia de la Cofradía de la Transfixión y Soledad de la Madre de Dios” Rafael Ortega Sagrista

-“Historia de las Cofradías y de sus procesiones de Semana Santa en la ciudad de Jaén” Rafael Ortega Sagrista.

-“Insigne y Real Congregación del Santo Sepulcro de Cristo y Siervos de la Orden Tercera de Nuestra Señora de los Dolores. Historia, tradición y religiosidad de cinco siglos” Manuel López Pérez.

-“Del Jaén Perdido” Francisco Jiménez Delgado

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