César Carcelén

El Viernes Santo reclama atención al luto y el silencio

Existe un comentario equivocado y torpe en Jaén que indica que con el Abuelo finaliza la Semana Santa. Y nada más lejos de la realidad, porque quien no contempla la muerte, no puede creer en el triunfo de la Resurrección sobre ella. Y además, porque quien no sale la tarde de Viernes Santo, se pierde a dos de las Dolorosas más bellas de una ciudad que se tiñe de luto.

No son buenos tiempos para las cofradías de negro, de rico pasado y turbio presente. Falta de juventud, poca implicación del barrio y la feligresía, y dirigentes que cerraron puertas años atrás, son algunas de las causas que se esgrimen para justificar que el Viernes Santo no termine de repuntar a pesar del rico patrimonio que atesoran dos congregaciones como la del Santo Sepulcro y la de la Soledad.

Este año, par, le correspondía a la Congregación de San Juan la oficialidad del Santo Entierro de Cristo. Representaciones civiles y religiosas precedían a la gran novedad de la Semana Santa de 2014, el regreso del paso del Sepulcro, con la urna barroca restaurada luciendo después de que en 2013 no procesionara. Y tras el cuerpo muerto de Cristo, Nuestra Señora de los Dolores, la Dolorosa que guarda en su llanto tantas y tantas súplicas de aquellos cofrades que nos legaron la Semana Santa. La Dolorosa que más merece una corona, si es aquí prima la devoción, la historia y el arraigo, por encima del dinero.

Por segundo año consecutivo bajo el comisariado impuesto por el Obispado, la Congregación del Santo Sepulcro ha remarcado el silencio, solo roto por la música de capilla, y se palpa mayor recogimiento en el corte que esta hermandad debe mostrar dentro y fuera del templo. Un carisma que puede atraer a nuevos hermanos que escapan de la bulla para en la tarde del Viernes Santo, hacer verdadera penitencia. A esto ayudan los cirios negros, el mayor cuidado del traje de estatutos y el caminar de frente, sin más estridencias que las que puedan llegar desde unas aceras que se contagian inevitablemente del ambiente de funeral y tristeza que se infunde.

Tampoco pudimos ver en 2014 el grupo escultórico del Calvario que aguarda un proceso de restauración que le permita integrar de nuevo un cortejo en el que cuesta ahora entender el sonido de cornetas y tambores tras el primero de los pasos. Solo una larga fila de nazarenos negros ayudaría a que nada rompa el silencio que antecede al Sepulcro.

El Viernes Santo jaenero también nos llevó a la Basílica Menor de San Ildefonso en busca de una Madre que en su Soledad busca ahora el consuelo de cofrades y devotos que salen a su encuentro. El Santísimo Cristo Yacente, el mismo que resucitará tras los muros de la Basílica que custodia la Patrona de Jaén, reposa sobre una fría losa. Impactante el Cristo muerto de Unghetti que sobre su mano derecha soporta una rosa roja, la última gota de sangre tras la Pasión.

También requiere más hermanos la Soledad, cofrades que alumbren el camino al sepulcro, que iluminen la vuelta a casa de una Madre que acaba de dar sepultura a un Hijo. Cofrades que crean en el triunfo de la Cruz sobre la Muerte.

Las marchas solemnes de Blanco Nájera hicieron más llevadero el andar de un palio que con el esfuerzo de la junta de gobierno, se va completando y que, de momento, es el último palio que se pierde en la mirada del cofrade. En su manto negro se derraman las estampas de toda una semana a la espera de la luz del tercer día.

Escucha nuestra retransmisión del Viernes Santo por la tarde en Jaén aquí: https://pasionenjaen.com/radio-viernes-santo-tarde-2014/

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