El Papa Francisco envía una bendición apostólica a los fieles y devotos de la Virgen de la Cabeza

Último domingo de abril. Cita ineludible en el calendario desde hace ocho siglos: la romería de la Virgen de la Cabeza, la más antigua de España. Miles de peregrinos llegan hasta el punto más alto de Sierra Morena para encontrarse con la patrona de la Diócesis y patrona de Andújar. Este año no ha podido ser. El estado de alarma provocado por la pandemia del COVID-19 ha impedido que la Sierra se llene de vida y de color; de devotos que recorren los 30 kilómetros que separan Andújar de El Cabezo para implorar y agradecer; para rezar y pedir.

Hoy, la Eucaristía en honor a la Virgen de la Cabeza se ha celebrado a puerta cerrada. Como únicos testigos, dentro de la Basílica, en este día histórico, los padres trinitarios que custodian el Santuario, miembros de la Hermandad matriz, el Vicario General de la Diócesis y el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, que ha presidido la celebración eucarística. Los peregrinos, millones, desde todas partes del mundo, participaban emocionados, desde sus casas, gracias a la emisión de Canal Sur Televisión.

Una celebración sobria pero muy emotiva. La Virgen lucía el manto del Centenario, que estrenó en el año 2009 y que está realizado por el bordador, Pedro Palenciano. Bajo sus pies, un crespón negro, por los millares de fallecidos a causa de esta pandemia del Coronavirus.

Homilía
Don Amadeo ha tomado la palabra para pronunciar una homilía que ha sido un diálogo del Prelado jiennense con la Santísima Virgen. Su voz ha sido la voz de todos los fieles que, apesadumbrados, como los discípulos que iban camino de Emaús, sin comprender que Cristo había resucitado, se encuentran en el camino con el que es “camino, verdad y vida”.

En ese diálogo con la patrona de la Diócesis, el Prelado ha querido preguntarle: “¿Verdad, Madre, que no es ni triste ni a puerta cerrada? En una peregrinación, antes de que nosotros nos decidamos a subir al Cabezo para estar contigo en tu Santuario, ya has ido tú a nuestro corazón, a nuestras casas, a nuestros pueblos y nos has invitado y atraído. Para continuar, “Hoy eres tú la que, como Romera, abre las puertas de este Santuario y sales de él espiritualmente, como peregrina, para acercarte a nuestras vidas, a nuestras casas. Vas a confinarte entre nosotros y a llevarnos el consuelo de tu corazón; hoy te haces médico, enfermera, del servicio de limpieza o cocinera, policía, transportista y voluntaria… y también capellana para el último adiós”.

El Obispo jiennense ha querido pedir a la Virgen por el futuro de la sociedad que ahora vive sumergida en este compás de espera del confinamiento, y que probablemente pasará duros momentos de crisis económica: “Te encontrarás, querida Virgen de la Cabeza, mucho dolor, mucho sufrimiento y no sólo por la enfermedad, sino también por las graves consecuencias económicas, sociales y laborales que nos va a traer esta larga interrupción de lo ordinario. Este mundo con muchas luces, pero con un funcionamiento tan insolidario, puede generar, en un próximo futuro, un confinamiento, si cabe más doloroso, el de la exclusión social. Al pasar por nuestras casas y al entrar en nuestras vidas pon un impulso de solidaridad, que oriente una respuesta mundial ante la caída que se espera de nuestro sistema económico y social”.

Y ha apelado a su maternal cuidado para aquellos que tienen que pasar solos el trance de la muerte “¿qué sientes al saber que nuestros enfermos mueren en soledad y sólo pueden encontrar la mano amiga de sus médicos y enfermeras? Con este silencio dolorido entiendo que me dices, desde lo más hondo de tu corazón, que también para ti es muy dolorosa y cruel esa soledad por la ausencia de los seres queridos. Pero permíteme, Virgen de la Cabeza, que te siga preguntando: ¿están solos, completamente solos de seres queridos? ¿No hay nadie que ponga paz y esperanza en sus corazones? Tengo la impresión, Madre querida, de que, ante mi pregunta, lloras. ¿Qué me quieres decir? Creo que lo intuyo: yo sé, por tu Hijo Jesucristo, cómo se muere en la fe; Él es la Resurrección y la Vida. Estoy seguro de que a los que mueren por Coronavirus no les ha faltado el amor de Cristo, que les acompaña y les lleva al Paraíso sobre sus hombros de Buen Pastor”.
Para finalizar su prédica, el Obispo del Santo Reino ha pedido a los telespectadores que cogieran un pañuelo blanco para el final de la celebración.

Antes de concluir la celebración, una sorpresa inesperada ha colmado de alegría el corazón de los fieles y devotos. El Vicario General de la Diócesis, D. Francisco Juan Martínez Rojas, ha leído la bendición apostólica que el Papa Francisco ha enviado para impartir a todas aquellas personas que hayan seguido la Eucaristía, bien en la Basílica o bien a través de los Medios de Comunicación. El volteo de las campanas del Santuario acompañaba a la lectura de la bendición.

Bendición Apostólica del Papa Francisco

“Su Santidad saluda cordialmente a vuestra Excelencia, así a como a todos los que se unen espiritualmente, a través de los Medios de Comunicación Social, a la tradicional Romería al Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Cabeza, que este año- a causa de la pandemia- se vive como una peregrinación interior al Cerro del Cabezo.

El Santo Padre los anima a que, en estos momentos difíciles e inciertos que afligen a toda la humanidad, confíen en la Madre del Cielo; Ella, que supo estar al lado de su Hijo Jesús en el momento de la Pasión y de la Cruz, también está presente junto a nosotros, acogiendo nuestras preocupaciones, dolores y temores; y, desde lo alto, la “Morenita y Pequeñita” los mira y los abraza.

Con estos sentimientos, el Santo Padre, a la vez que suplica que recen por él y por su servicio a la Iglesia, invocando la maternal protección de la Bienaventurada Virgen María sobre cada uno de ustedes y sus familiares, imparte complacido la implorada bendición apostólica como prenda de copiosos dones celestiales”.

Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado

El Obispo ha pedido, al finalizar la bendición, que los fieles sacaran un pañuelo blanco a las ventanas de sus casas mientras manifestaban con fervor, ¡Viva la Virgen de la Cabeza!

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