Diócesis de Jaén

El Corpus Christi también reluce en el Día del Señor

La tradición popular ha mantenido que en el calendario existen tres jueves que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. Sin embargo, los caprichos laborales, salvo en Sevilla, Granada y Toledo, llevaron a celebrar el Corpus en el Día del Señor. Un domingo de junio en el que el sol intentó competir con el Pan venid del cielo, que achicharró la espera y que convirtió a las sombras en auténticas tribunas para contemplar el paso de Dios Vivo.

En Jaén, el Obispo diocesano, Don Amadeo Rodríguez Magro presidió la Santa Misa, en la Catedral de Jaén, acompañado por el Cabildo Catedral, y una treintena de sacerdotes de la capital del Santo Reino. El presbiterio estuvo custodiado por policías locales vestidos de gala y dos maceros del Consistorio. En el coro, la Escolanía de la Catedral y Cantoría de Jaén pusieron los acordes sacros a la celebración bajo la batuta de su directora, Cristina García de la Torre y el canónigo D. Alfonso Medina al órgano.

Homilía
Don Amadeo inició su homilía agradeciendo la presencia de las autoridades en esta solemnidad, así como la de todos los fieles congregados en la Catedral. Para continuar afirmando que la “Eucaristía es el centro de nuestra vida como cristianos, de ahí arranca nuestra vida. Todo lo que somos y todo lo que vivimos pasa por este misterio que celebramos todos los días, y de un modo especial todos los domingos, día de la Resurrección”. Y añadió, “Hoy el día del Corpus Christi recordamos también el Jueves Santo”, en alusión a la institución de la Eucaristía.

El Prelado jiennense, en referencia a la Eucaristía, explicó, “Este Sacramento de piedad es el Sacramento de nuestra intimidad con Cristo. Todos los creyentes sabemos lo que significa, lo que podemos llegar a experimentar cada  vez que lo recibimos con fe y con adoración, y cada vez que contemplamos este Sacramento, es la presencia real de Cristo, y que hoy va a caminar por nuestras calles. Es una presencia para nosotros, para nuestra propia vida y nuestro propio enriquecimiento, una presencia que nos hace sentir el amor profundo de Cristo”.

Para concluir, Don Amadeo dijo que “la Eucaristía es un signo de unidad de la Iglesia, de la unidad de nosotros en Cristo, unidad del pueblo de Dios al servicio del mundo en el que vivimos”.

En el día de la Caridad, el Obispo de Jaén no quiso finalizar sus palabras sin recordar que la Eucaristía debe ser un impulso para todos los cristianos en su dedicación a los más necesitados. “la Caridad pertenece a la propia esencia de nuestra fe: el amor a los demás, la entrega a los demás, el servicio a los demás y la donación de la propia vida y de los propios bienes a los demás. Nos debemos dar a los demás porque somos una comunidad, que estamos unida a Cristo. Porque Cristo Jesús es para todos los hombres, especialmente para los más débiles y más necesitados”.

Al finalizar la homilía, se realizó la oración de los fieles, en la que de un modo especial, en el día de la Caridad, se pidió por todos los que contribuyen a la misión de Cáritas diocesana en el servicio a los pobres y necesitados: para que sus esfuerzos sean premiados con creces. En esta Eucaristía con presencia de niños y niñas que en este año había recibido al Señor por primera vez, también se elevó una plegaria por ellos, para que crezcan en sabiduría y en gracia y nos les falte quienes les sigan acompañando con amor en ese camino.

Al terminar la Santa Misa, el Deán de la Catedral y Vicario General, colocó el viril en el ostensorio, que fue llevado por el Obispo, bajo palio, hasta la Custodia, donde fue colocado para procesionar por las calles de Jaén.

Una petalada y el himno nacional recibieron a las puertas del Templo de Vandelvira a la Custodia. Junto con el Obispo, que presidía, un gran número de sacerdotes acompañaron, en esta solemne procesión, al Corpus Christi. Además de las autoridades civiles y militares y de los miembros de  la Universidad de Jaén,  los niños de Primera Comunión, que abrían el cortejo, también formaban parte del mismo, la Escolanía de la Catedral y los miembros de las Hermandades y Cofradías de la Catedral de Jaén.

Una preciosa alfombra, con referencias al Año Mariano de la Capilla, decoraba la Plaza de Santa María, al paso Cristo Eucaristía. El resto de las calles del recorrido también habían sido engalanadas por los fieles y devotos con altares, con mantones en los balcones y con juncias aromáticas en el suelo. La calle Campanas, último recorrido de la procesión, estaba adornada con preciosos y trabajados altares, con los símbolos alusivos a la Eucaristía, realizados por las hermandades de la ciudad.

Cuando la Custodia llegó de nuevo a las puertas de la Santa Iglesia Catedral, el Vicerrector del Seminario, D. Juan Carlos Córdoba, recogió el viril para, de nuevo, ponerlo en el ostensorio y dar con él la bendición al pueblo de Jaén.

Por el balcón principal de la fachada de la Catedral, el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, impartió la bendición con la Custodia, al pueblo fiel que aguardaba en la Plaza de Santa María. Con unas palabras de agradecimiento por compartir juntos este día tan importante, concluyó la celebración.

Fotografías: Diócesis de Jaén

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