José M. Anguita

Amor de salvación

Llegó con el tiempo justo, pero suficiente para encontrarse con los suyos. Aquellos que lo echaron en falta desde el primer instante que dejó Cristo Rey para regresar a las manos que lo tallaron en la madera para después recibir la unción divina que solo Dios da a sus cosas. Por eso, como en todos los reencuentros, las emociones afloraron. Mucho se dijeron en el silencio del templo y en la vela que sustituyó al Besapié para que la reciente policromía se asentara. Así se condensaron los tres días de un Triduo Eucarístico distinto y especial, el del regreso del Amor.

Fotografías: José M. Anguita

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