Diócesis de Jaén

Brilló el sol al paso del Señor

El pasado domingo, 23 de junio, se celebraba la Solemnidad del Corpus Christi en todos los pueblos y ciudades la Diócesis del Santo Reino. En ciudad de Jaén, la Eucaristía comenzaba pasadas las 10 horas, en la S. I. Catedral. La celebración, en este día de la Caridad,  estuvo presidida por el Obispo, Don Amadeo Rodríguez Magro, y concelebrada por miembros del Cabildo Catedral y por una veintena de sacerdotes de la capital.

Asistieron, además, autoridades civiles, académicas y militares, así como un numeroso grupo de niños de Primera Comunión, representantes de las Cofradías Sacramentales de la ciudad; de las Hermandades y Cofradías de Pasión y Gloria; de la Adoración Nocturna; de la Asociación de las Catedrales de Jaén y Baeza; miembros de Cáritas Diocesana y las Cáritas parroquiales; y multitud de fieles jiennenses.

La Escolanía de la S.I. Catedral fue la encargada de poner los acordes a la celebración eucarística. Y las lecturas estuvieron a cargo de dos representantes de las Cofradías de la ciudad, el seminarista, José Manuel Espejo y el diácono Miguel Conejero. El Evangelio lo proclamó el diácono Andrés Aldarias.

Homilía

Durante su homilía, el Obispo quiso hacer especial hincapié en la Carta Pastoral que ha escrito con motivo del Día de la Caridad. “La figura más emblemática en el servicio a Jesús, y que nos representa a todos en el servicio de la caridad, es el Cirineo de Nuestro Padre Jesús. Ese que va siempre oculto a su lado y al que nunca le decimos nada. Pero, haríamos bien en identificarnos con él, porque es el que ayuda a Jesús y, en definitiva, nos enseña, en nombre de Jesús, a ayudar a nuestros hermanos”.

Don Amadeo quiso recordar que  “celebramos una de las grandes solemnidades en la vida de la Iglesia, el día Corpus Christi, el Día del Cuerpo de Cristo. De ese cuerpo entregado y la sangre derramada de Cristo en favor nuestro”. “Nada de lo que acontece en la vida de Cristo, en el acontecimiento de la venida al mundo de Jesucristo encarnado, sucede si no es por nosotros y para nosotros”, puntualizó.

Finalmente, el Prelado alentó a los fieles a ser generosos con nuestros hermanos. “Al adorar el Cuerpo de Cristo, al sentir que se nos da, al ver que ha sido infinitamente generoso el amor de Dios con cada uno de nosotros, abramos nuestro corazón y compartamos con Jesús su generosidad. Abramos, también, nuestro corazón a nuestros hermanos, en todo, no solo en nuestras acciones, sino también en nuestras actitudes y sentimientos. Porque la generosidad tiene que pasar por una transformación del corazón”.

Procesión

Tras la Eucaristía, el Santísimo fue trasladado hasta la Custodia para comenzar la procesión. A la salida de la Catedral, una lluvia de pétalos caía sobre ella. Un grupo de niños aguardaba al Obispo para ofrecerle unas preciosas magnolias blancas, que el Pastor diocesano colocó junto a Cristo Sacramentado. Posteriormente, una alfombra decorada y dedicada a la Misión diocesana, esperaba, en la Plaza de Santa María, el paso del cortejo procesional, presidido por Cristo Eucaristía. Las calles del recorrido, también, habían sido engalanadas con altares, con mantones en los balcones y con juncias aromáticas en el suelo.

La Agrupación Musical Juvenil María Santísima de la Estrella abría el cortejo que cerraba la Banda Municipal de Jaén. En torno a la una de la tarde regresaba a la plaza de Santa María la procesión y el Obispo procedía a la bendición con el Santísimo desde la fachada de la S. I. Catedral.

Ver más fotografías

Todos los comentarios cerrados en la web.